
PODER DE DIOS
EN LOS DESENGAÑOS Y FRACASOS
SALMO CII-102
El Salmista en nombre de todo Israel, implora la misericordia de Dios y suspira por el Salvador que ha de restablecer a Jerusalén y a todo el pueblo en su gracia.
1. Oración de un miserable, que hallándose atribulado, derrama en la presencia del Señor sus plegarias.
2. Escucha, oh Señor, benignamente mis ruegos y lleguen hasta ti mis clamores.
3. No apartes de mí tu rostro, en cualquier ocasión en que me halle atribulado, dígnate de oírme. Acude luego a mí, siempre que te invocare;
4. Porque como humo han desaparecido mis días y áridos están mis huesos como leña seca.
5. Estoy marchito como el heno, árido está mi corazón, pues hasta de comer mi pan me he olvidado*.
6. De puro gritar y gemir me he quedado con sola la piel pegada a los huesos.
7. Me he vuelto semejante al pelícano, que habita en la soledad: me parezco al búho en su triste albergue*.
8. Paso insomnes las noches y vivo cual pájaro que está solitario sobre los tejados.
9. Me zahieren toda el día mis enemigos, y aquellos que me alababan se han conjurado contra mí.
10. Porque el aliento que tomo va mezclado con la ceniza y mis lágrimas se mezclan con mi bebida*.
11. A vista de tu ira e indignación, pues me levantaste en alto para estrellarme*.
12. Como sombra han pasado mis días, y heme secado como el heno.
13. Pero tú, Señor, permaneces para siempre, y tu memoria pasará de generación en generación.
14. Tú te levantarás y tendrás lástima de Sión; porque tiempo es de apiadarte de ella, llegó ya el plazo.
15. Y porque hasta sus mismas ruinas son amadas de tus siervos, y miran estos con aflicción aun al polvo de aquella tierra.
16. Entonces, oh Señor, las naciones temerán tu santo Nombre, y todos los reyes de la tierra respetarán tu gloria.
17. Porque el Señor reedificará a Sión, en donde se dejará ver con toda majestad.
18. Él atendió a la oración de los humildes y no despreció sus plegarias.
19. Escríbanse estas cosas para la generación venidera y el pueblo que será creado glorificará al Señor.
20. Porque desde su excelso Santuario inclinó los ojos hacia nosotros. Se puso el Señor desde el cielo a mirar la tierra.
21. Para escuchar los gemidos de los que estaban entre cadenas, para libertar a los sentenciados o destinados a muerte,
22. A fin de que prediquen en Sión el Nombre del Señor, y sus alabanzas en Jerusalén:
23. Entonces los pueblos y reyes se reunirán para servir juntos al Señor.
24. Dijo el justo en medio de su florida edad*:Manifiéstame, oh Señor, el corto número de mis días.
25. No me llames a la mitad de mi vida: eternos son tus años*.
26. Oh Señor, tú eres el que al principio creaste la tierra y los cielos obra son de tus manos.
27. Estos perecerán pero tú eres inmutable. Vendrán a gastarse como un vestido. Y los mudará como quien muda una capa, y mudados quedarán*.
28. Más tú eres siempre el mismo y tus años no tendrán fin.
29. Los hijos de tus siervos habitarán tranquilos en Jerusalén y su descendencia quedará arraigada por los siglos de los siglos.