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PODER DE DIOS

 

2º Domingo de Adviento

 


07 de Diciembre
 
1.- Antífona de entrada (Cfr. Is 30, 19. 30)
Pueblo de Sión, mira que el Señor va a venir para salvar a todos los hombres y dejará oír la majestad de su voz para alegría del corazón de ustedes.
No se dice Gloria
 
2.- Oración colecta
Que nuestras responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor, prepararnos a la venida de tu Hijo, y que la sabiduría que viene del cielo, nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo…
 
El profeta Isaías (PRIMERA LECTURA) quiere encender en el pueblo de Israel la llama de la esperanza por la llegada del Mesías, y para eso describe un mundo lleno de justicia y de concordia. También san Pablo (SEGUNDA LECTURA) nos habla de la esperanza y  nos dice que toda ella se funda en la bondad y la fidelidad de Dios. De igual manera, san Mateo (EVANGELIO) nos muestra la gran figura de Juan el Bautista, quien invita a sus contemporáneos a preparar “el camino del Señor” y a purificar su conducta, porque ya es inminente la venida del Mesías.
 
3.- Primera lectura
Les hará justicia a los pobres.
Del libro del profeta Isaías (Is 11, 1-10)
En aquel día, brotará un renuevo del trono de Jesé, un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.
No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre; herirá al violento con el látigo de su boca, con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.
Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.
El niño jugará sobre el agujero de la víbora; la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo, porque así como las aguas colman el mar, así está lleno el país de la ciencia del Señor.
Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
 
4.- Salmo responsorial (Sal 71)
R. Ven, Señor, rey de justicia y de paz.
Comunica, Señor, al rey tu juicio,
y tu justicia al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres
y regirá a tu pueblo justamente. R.
Florecerá en sus días la justicia
y reinará la paz, era tras era.
De mar a mar se extenderá su reino
y de un extremo al otro de la tierra. R.
Al débil librará del poderoso
y ayudará al que se encuentra sin amparo;
se apiadará del desvalido y pobre
y salvará la vida al desdichado. R.
Que bendigan al Señor eternamente,
y tanto como el sol, viva su nombre.
Que él sea la bendición del mundo entero
y lo aclamen dichoso las naciones. R.
 
5.- Segunda lectura
Cristo salvó a todos los hombres.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos (Ro 15, 4-9)
Hermanos: Todo lo que en el pasado ha sido escrito en los libros santos, se escribió para instrucción nuestra, a fin de que, por la paciencia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza.
 
Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, acójanse los unos a los otros como Cristo los acogió a ustedes, para gloria de Dios. Quiero decir con esto, que Cristo se puso al servicio del pueblo judío, para demostrar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas y que por su misericordia los paganos alaban a Dios, según aquello que dice la Escritura: Por eso te alabaré y cantaré himnos a tu nombre.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.
 
6.- Aclamación antes del Evangelio (Lc 3, 4. 6)
R. Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán la salvación de Dios.
R. Aleluya, aleluya.
 
7.- Evangelio
Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos.
+Del santo Evangelio según san Mateo (Mt 3, 1-12)
En aquel tiempo, comenzó Juan el Bautista a predicar en el desierto de Judea, diciendo: “Conviértanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos”. Juan es aquel de quien el profeta Isaías hablaba, cuando dijo: Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.
Juan usaba una túnica de pelo de camello, ceñida con un cinturón de cuero, y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre. Acudían a oírlo los habitantes de Jerusalén, de toda Judea y de toda la región cercana al Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río.
Al ver que muchos fariseos y saduceos iban a que los bautizara, les dijo: “Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que podrán escapar al castigo que les aguarda? Hagan ver con obras su conversión y no se hagan ilusiones pensando que tienen por padre a Abraham, porque yo les aseguro que hasta de estas piedras puede Dios sacar hijos de Abraham. Ya el hacha está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé fruto, será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua, en señal de que ustedes se han convertido; pero el que viene después de mí, es más fuerte que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y su fuego. Él tiene el bieldo en su  mano para separar el trigo de la paja. Guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
8.- Oración sobre las ofrendas
Que te sean agradables, Señor, nuestras humildes ofrendas y oraciones, y que tu misericordia supla la extrema pobreza de nuestros méritos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
9.- Antífona de la comunión (Bar 5, 5; 4, 36)
Levántate, Jerusalén, sube a lo alto, para que contemples la alegría que te viene de Dios.
 
10.- Oración después de la comunión
Como fruto de nuestra participación en este sacramento de vida eterna, enséñanos, Señor, a no sobrevalorar las cosas terrenales y a estimar las del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
LA PALABRA EN TU VIDA
Preparar los caminos del Señor

  • No es empezar a gastar como locos el dinero de la próxima quincena y del aguinaldo…

  • No es hacer una lista de todos los “reventones” (que sabe Dios por qué siguen llamándose “posadas”) a los que pensamos que nos van a invitar…

  • No es (aunque ayude, con tal de que no se quede en mera escenografía) poner nuevamente el “nacimiento” y lanzarse a cortar un arbolito en cualquier parque nacional…

  • No es atragantarse de bocadillos y empaparse de licor en cualquier oficina pública o privada el 23 de diciembre… al grito de ¡Feliz Navidad!

 
Preparar los caminos del Señor:

  • Es cambiar algo en nuestra vida familiar: mayor afecto y muestras de él entre los esposos, menos pleitos entre los hermanos, más comprensión entre padres e hijos, mayor servicialidad de todos con todos, más acercamiento con los miembros de la familia medio olvidados…

  • Es cambiar algo en nuestro trato con Dios: más confianza, más oración (es decir, conversación), más contacto con él mediante la confesión y la Comunión…

Si algo no cambia en nuestra vida, no estamos preparando el camino del Señor.

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